Te gusta comer, pero ¿Qué estás comiendo?

Hoy os traigo varios documentos audiovisuales, algunos los he descubierto recientemente en Internet y otros los conocía de antemano y me ha parecido interesante adjuntarlos al blog.

Por un lado, una película documental que descubrí hace unos años y que, en un principio me pareció simplemente un producto divertido y sobre todo novedoso porque no conocía ese formato en que la figura del periodista es protagonista y nos cuenta su experiencia de primera mano. Se trata de un material excelente dirigido y protagonizado por Morgan Spurlock. En ella, Spurlock nos muestra la evolución física que sufre durante los 30 días que dura su experiencia. El trabajo que desempeña Spurlock consiste en subsistir por espacio de 30 días a base de comida de la McDonald’s. Spurlock come tres veces al día y pretende, con su documental criticar las influencias de comida rápida en nuestros hábitos alimenticios y los efectos que desarrolla en nuestro estilo de vida. Spurlock sugiere, a través de su experiencia, que la comida rápida que tanto ha proliferado en todo el mundo los últimos veinte años es adictiva y denuncia la importancia que cobran estos restaurantes en enfermedades como la Obesidad. Me resulta muy interesante y recomiendo invertir tiempo en visionar este documental.

Por otra parte, recomiendo el documental Food Inc, que pone en tela de duda lo que sabemos acerca de los alimentos que consumimos.

Ariana Buenafuente Vaquero.

Comida ¿adictiva?

Las grandes empresas han hecho que las personas nos volvamos adictas a sus productos, que el consumo de estos sea de forma inconsciente.

La obesidad y los trastornos alimenticios son la muestra de que el ser humano come desmesuradamente y solo por comer, no por necesidad. Con todos los aditivos, aromas, azúcares ¿cómo nos íbamos a resistir?.

»Lo que nos gusta comer no es lo que se guisa a fuego lento en las cocinas de nuestras abuelas, si no lo que fabrica la industria agroalimentaria»

Este documental es una gran muestra de tal hecho.  

Belén Cáceres Garrido


Vídeo: YouTube

Operación bikini o cuerpos imposibles.

En las últimas décadas hemos sobrevivido a un cambio sustancial referente a la imagen, y ello conlleva un gasto ingente de dinero en cirugías, ropa de marca, bolsos de diseñadores prestigiosos, un buen personal-trainer y dietas basadas en el hambre. Cada vez con más frecuencia mujeres y hombres tienen miedo a envejecer, y los más jóvenes temen el rechazo social por no llevar lo último en tendencias o por no tener un buen cuerpo. Claro que, el físico es relativo, como casi todo, y se construyen cánones acerca de la belleza que poco tienen que ver con la realidad, con la belleza real. Y es que los problemas no son pocos, y afectan a la sociedad al completo.

Basta ya de anuncios de dietas, publicidad engañosa referente a suplementos alimenticios y pastillas que te harán quedarte como un fideo, y basta de prototipos estereotipados que transforman el mundo en pura obsesión nerviosa por ser cuerpos imposibles. Acabamos en una suerte de círculo vicioso repleto de trastornos alimenticios, problemas de autoestima y dificultades para la habilidad social. Somos máquinas de pasarela y nosotros alimentamos este fenómeno en que mujeres y hombres somos esclavos de la estúpida estética que nos imponen los medios, las revistas de moda y las miradas furtivas de aquellos que califican qué es y qué no es un cuerpo sexy. ¿Por qué no le damos vida a cuerpos saludables y a vidas saludables?

La talla 40 quedó postergada por supuesto, en el cambio de siglo. Y ahora las grandes multinacionales apuestan por la 36 como talla media y marginan esa talla 40 que hoy está incluida en las famosas tallas grandes.

¿Qué hay de esas chicas y de esos chicos que, aun estando delgados, aun estando sanos se miran al espejo con asco y padecen bulimia, anorexia nerviosa o anorexia pasiva? ¿Qué hay de esas chicas y chicos con obesidad que no sienten incentivo alguno o motivación por adelgazar porque ya quedan relegados al grupo de gordos y ven como imposible ese reto de estar sanos y felices con su cuerpo? ¿Y qué hay de esos chicos que pasan infinidad de horas en un gimnasio utilizando anabolizantes como un buen empujoncito a su reto de ser un cuerpo adorado por los modernos estereotipos de cuerpo sexy?

El problema está en nuestras cabezas, no en nuestros cuerpos.

La manorexia (En hombres), la ebriorexia, pregorexia, permarexia, potomanía o la ortorexia son algunas de las variantes de la anorexia. En todas ellas, el individuo siente una obsesión permanente con su cuerpo, creyendo que están gordos y considerando que deben hacer cualquier cosa para adelgazar. Estos problemas aquejan a nuestra sociedad hoy, desde ingestar grandes cantidades de agua en la potomanía para sentirse llenos y evitar comer, hasta dejar de comer en el caso de embarazadas (Pregorexia), que incluso se provocan vómitos para no aumentar mucho su peso durante la gestación. La permarexia, por su parte no es una enfermedad en sí misma sino un síntoma de la misma anorexia y consiste en la obsesión donde la persona piensa que todo lo que come engorda lo que lleva a realizar dietas continuas y puede desatar en la anorexia o la bulimia. La drunkorexia o ebriorexia es un trastorno muy extendido entre los jóvenes y tiene que ver con el consumo de alcohol, quienes padecen ebriorexia no comen para contrarrestar los efectos calóricos de estas sustancias.

Anorexia y bulimia están directamente relacionadas, en el primer caso, el individuo comprende períodos de privación del consumo de alimentos que alterna en ocasiones con periodos compulsivos de ingesta que, seguidamente elimina (bulimia). En el segundo caso, el paciente llega al vómito autoinducido y sesiones de ejercicio agotadoras porque se sienten culpables. Ambos trastornos se completan con una imagen distorsionada de sí mismo y pueden desarrollar otros problemas como la ansiedad o la depresión así como la ingesta de alcohol y tabaco en grandes cantidades o sustancias psicotrópicas.

Existen dos tipos de anorexia: anorexia nerviosa restrictiva, y anorexia nerviosa compulsiva/purgativa.

En la anorexia nerviosa restrictiva se consigue un infrapeso a través de dietas muy restrictivas, incluso ayuno muy prolongado y ejercicio extenuante.

Por su parte, en la anorexia nerviosa compulsiva se recurre de forma puntual a atracones o purgas.

Y es que ya no podemos comer sin sufrir, disfrutar comiendo, o eso parece.

Para finalizar, me posiciono en el lado opuesto, en la ingesta compulsiva y desproporcionada de comida, que deriva en problemas de diabetes, hipertensión, enfermedades cardíacas, y como es obvio, obesidad. Y es que nuestra sociedad también tiene gran culpa en este sentido, el constante uso de smartphones, tablets, ordenadores portátiles, y tecnologías en general así como el consumo excesivo de televisión nos hacen más sedentarios y dependemos cada vez más del sofá y Google, el mundo a un click y sin moverte de casa. El sedentarismo y el aumento en la ingesta de alimentos hipercalóricos, ricos en azúcares o poco saludables también propician el sobrepeso. Las cifras son, sin duda, alarmantes. Si bien es cierto, consumir chocolate y alimentos calóricos ricos en grasas reducen el hambre y la ansiedad y elevan el estado de ánimo, así como el aumento de la activación, liberamos serotonina y endorfinas. Sin embargo, este placer no es eterno, de hecho, al rato sentimos culpabilidad. Veremos, en otro artículo qué comemos exactamente, qué deberíamos comer y bajo qué preceptos deberíamos regirnos para tener una alimentación saludable.

En definitiva, vivimos en una cómoda sociedad de problemas fabricados por las facilidades. Ni tanto ni tan poco podemos vivir sometidos a la esclavitud de un cuerpo ideal¸ y las dietas, ni bajo las premisas de la vagancia, la gula, la ansiedad o la comida basura, de las que somos víctimas.

Detengamos las obsesiones y mirémonos al espejo en una talla 36, o en 46 y sintámonos saludables, basta ya de hacer ejercicio fatigante o no hacerlo porque nos causa fatiga. Acabemos con los clichés y rompamos los excesos. Vamos a vivir sanos, a disfrutar comiendo, a disfrutar haciendo deporte y a vernos bien en nuestra piel.

Adjunto este documental que encontré en Internet de la BBC, no está el enlace completo porque sólo encontré este con subtítulos en español y sólo mantiene 50 minutos de las casi dos horas que dura. I’m a child anorexic sigue el proceso de recuperación que experimentan Natasha y Naomi, de 12 y 13 años de edad, respectivamente a través del tratamiento que les brinda la clínica residencial Rodas Farm, especializada en niños con anorexia nerviosa. El documental es una muestra de los niveles que alcanza la obsesión por estar delgada y la lucha que supone superar la anorexia.

Ariana Buenafuente Vaquero.